|
La Única Oración que el Hombre Necesita Ofrecer al Padre
YO ESTOY AQUÍ, Jesús
Sólo quiero decir unas cuantas palabras en beneficio tuyo y de tu amigo[1], y ello es que escuché la conversación entre ustedes esta noche, y la misma concuerda con la verdad; y la influencia del Espíritu está con ambos. Continúen en su línea de pensamiento y oración al Padre, y además, dando a conocer a otros la importancia de buscar y obtener el Amor Divino, cuando surja la oportunidad.
Como dijo tu amigo, la única oración que es necesaria es la oración para el influjo de este Amor. Todas la demás formas o aspiraciones reales, son oraciones secundarias, y, de por sí, no tenderán a producir este amor en las almas de los hombres.
Que tu oración sea como sigue:
LA ORACIÓN
Padre nuestro que Estáis en el cielo, nosotros reconocemos que Vos Sois todo Santo, cariñoso y misericordioso, y que nosotros somos Vuestros hijos y no las criaturas subordinadas, pecaminosas y depravadas que nuestros falsos maestros desean hacernos creer.
Que somos lo más grande de Vuestra creación y la más maravillosa de todas Vuestras obras, y objetos del amor de Vuestra gran alma y más tierno cuidado.
Que Vuestra voluntad es que seamos uno con Vos y que participemos del gran amor que nos habéis otorgado, mediante Vuestra misericordia y deseo que seamos, en verdad, Vuestros hijos a través del amor, y no mediante el sacrificio y muerte de ninguna de Vuestras criaturas. Oramos a Vos para que abráis nuestras almas al influjo de Vuestro Amor, y que, entonces venga, Vuestro Espíritu Santo para traer a nuestras almas éste, Vuestro Amor Divino, en gran abundancia, hasta que nuestras almas sean transformadas en Vuestra Esencia misma; y que a nosotros llegue la fe -- tal fe, que nos haga comprender que somos Vuestros hijos verdaderos y uno con Vos, en substancia misma, y no sólo en imagen.
Danos tal fe, que nos haga comprender que Vos sois nuestro Padre y el otorgador de todo don bueno y perfecto, y que sólo nosotros mismos, podemos impedir que Vuestro amor nos transforme de lo mortal a lo inmortal.
Que nunca dejemos de comprender que Vuestro amor nos espera a todos y a cada uno de nosotros, y que cuando venimos a Vos con fe y sinceras aspiraciones, Vuestro amor jamás nos será denegado.
Guárdanos en la sombra de Vuestro amor a toda hora y momento de nuestras vidas, y ayúdanos a vencer toda tentación carnal y la influencia de los poderes de los malvados, quienes tan constantemente nos rodean, y tratan de desviar nuestros pensamientos en ti, hacia los placeres y atracciones de este mundo.
Os damos las gracias por Vuestro Amor y el privilegio de recibirlo, y nosotros creemos que Vos sois nuestro Padre -- el Padre bondadoso quien nos sonríe en nuestras debilidades, y que siempre está dispuesto a ayudar y recibirnos en Vuestros brazos de amor.
Oramos, así, con toda la sinceridad y anhelos de nuestras almas, y, confiando en Vuestro Amor, Os damos toda la gloria y honor y amor que nuestras almas finitas pueden dar.
Ésta es la única oración que los hombres necesitan ofrecer al Padre. Es la única que apela al amor del Padre, y con la respuesta, que con seguridad vendrá, también vendrán todas las bendiciones que los hombres puedan necesitar, y que el Padre considere son para el bien de Sus criaturas.
Tengo una gran conexión contigo esta noche, y veo que el amor del Padre está con ustedes, y que sus almas ansían más.
Así pues, mis hermanos, continúen orando y teniendo fe, y al final les llegará un otorgamiento del amor, como aquél que vino a los apóstoles en Pentecostés.
No escribiré más por ahora.
Al despedirme, les dejo mi amor y bendiciones, asegurándoles que oro al Padre por la felicidad y amor hacia ustedes.
Buenas noches.
Tu hermano y amigo,
JESÚS
[1] Amigo, L. R. Stone.