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La Oración
Padre nuestro, que Estás en el cielo, nosotros reconocemos que Tú eres todo Santo, cariñoso y misericordioso, y que nosotros somos Tus hijos, y no las criaturas subordinas, pecaminosas y depravadas, que nuestros falsos maestros desean hacernos creer.
Que somos lo más grande de Tu creación, y la más maravillosa de todas Tus obras, y los objetos del amor de Tu gran alma y más tierno cuidado.
Que Tu voluntad es, que seamos uno Contigo y participemos del gran amor que nos has otorgado, mediante tu misericordia y deseo que seamos , en verdad, Tus hijos, a través del amor v y no por el sacrificio y muerte de ninguna de Tus criaturas.
Oramos a Tí, para que abras nuestras almas al influjo de Tu amor, y que, entonces venga, Tu Espíritu Santo para traer a nuestras almas éste, Tu Amor en gran abundancia, hasta que nuestras almas sean transformadas en Tu Esencia misma; y que a nosotros venga una fe -- tal fe, que nos haga comprender que somos, en verdad, Tus hijos y uno Contigo, en substancia misma y no sólo en imagen.
Danos tal fe, que nos haga saber que Tú eres nuestro Padre y el otorgador de todo don bueno y perfecto, y que sólo nosotros, mismos, podemos impedir que Tu amor nos transforme de lo mortal a lo inmortal.
Ayúdanos a no dejar de comprender, jamás, que Tu amor nos espera a todos y cada uno de nosotros, y que cuando acudamos a Tí con fe y sincera aspiración, Tu amor jamás nos será denegado.
Guárdanos en la sombra de Tu amor a toda hora y momento de nuestras vidas, y ayúdanos a vencer toda tentación carnal y la influencia de los poderes de los malvados, quienes tan constantamente nos rodean, y tratan de desviar nuestros pensamientos en Ti hacia los placeres y atracciones de este mundo.
Te damos las gracias por Tu amor, y el privilegio de recibirlo, y nosotros creemos que Tú eres nuestro Padre -- el Padre bondadoso quien nos sonríe en nuestras debilidades, y siempre dispuesto a ayudar y recibirnos en Tus brazos de amor.
Oramos, así, con toda sinceridad y anhelos de nuestras almas, y, confiando en Tu amor, Te damos toda la gloria y honor y amor, que nuestras almas finitas pueden dar.
Ésta es la única oración que los hombres necesitan ofrecer al Padre. Es la única que apela al amor del Padre, y con la respuesta, que con seguridad vendrá, también vendrán todas las bendiciones que los hombres puedan necesitar, y que el Padre considere son para el bien de Sus criaturas.
Tengo una gran conexión contigo esta noche, y veo que el amor del Padre está con ustedes, y que sus almas ansían más.
Así pues, mis hermanos, continúen orando y teniendo fe, y al final les llegará un otorgamiento del amor, como aquél que vino a los apóstoles en Pentecostés.
No escribiré más por ahora.
Al despedirme, les dejo mi amor y bendiciones, asegurándoles que oro al Padre por la felicidad y amor hacia ustedes.
Buenas noches.
Su hermano y amigo,
JESÚS